Cuando tenía 18 años “herede” una cuenta bancaria de esas que antaño hacían los padres para sus hijos y en la que se iban metiendo los dineros de la comunión, de reyes, los ahorros y algún que otro billete sobrante.
Hace unos años de esto y por aquel entonces el importe de mi tesoro ascendía a unas 400.000 de las antiguas pesetas, una cantidad que por aquel entonces y a aquella edad no era nada despreciable.
Pues bien, una vez cumplí la ansiada edad de 18 años (creo que llevaba desde los 12 queriendo cumplirlos por muchos motivos… que jamás explicare), empecé a pensar que podía hacer con aquel dinero, y la respuesta me la dieron mis padres, ¡Nada, no puedes hacer nada con ese dinero!
Eso se creían ellos ;), lo que no podía hacer según ellos era gastarlo. Pero entonces idee una estrategia para disponer de aquellos fondos tan deseados, y fue la siguiente.
Un buen día me presente en casa y dije: Voy a invertir ese dinero en bolsa!…
Tras las reticencias iniciales, rápidamente me hice con el consentimiento paternal… supongo debido a una mezcla de motivos, que iban desde las pocas ganas de entrar en conflicto con un adolescente testarudo, (que todo sea dicho de paso ha llevado su testarudez hasta la edad adulta y piensa continuar con ella quizás hasta su ultimo día), con otros motivos mas banales como la satisfacción de ver a un hijo que con tan solo 18 años tiene aficiones tan prestigiosas.
En fin, que al final invertí en bolsa y lo peor de todo es que gane dinero, ahora bien, como por aquella época a mí me gustaba mucho vivir y la vida de estudiante no daba para todo, tuve que ir vendiendo para así tener el líquido suficiente que me permitiese vivir fines de semana intensos. (El susto se lo llevo mi padre después cuando le llamaron de hacienda para que pagase la parte correspondiente a los beneficios ;))
Pues bien, hace tan solo unos días y con muy poco capital, he vuelto a invertir en bolsa. Y de aquella experiencia de los 18 años he visto que aún conservo conceptos como el stop loss, strikes, y otros más actuales como warrants, put, call, y el querido subyacente…
Esta noche tomando un vino junto a una mujer de pelo castaño he pensado cuantas cosas he empezado en mi vida, cuantos caminos de interés he abierto y sigo abriendo cada día, y claro la frase rápidamente se me ha instalado en la mente “Aprendiz de mucho….”
Pues no estoy de acuerdo, y a veces tendemos a sentirnos mal por frases o conceptos que por todas las veces que nos los han repetido llegamos a sentir que son tan correctos que el hecho de incumplirlos nos genera sentimiento de culpa.
Hay tantos conceptos socialmente aceptados y que son tan erróneos, y otros muchos que aun siendo correctos en su época, se han vuelto inútiles si intentamos aplicarlos a la era actual….
Quiero deciros que en mi opinión un aprendiz de mucho tienes muchas posibilidades de ser un maestro de la vida, por el contrario un maestro en un tema en concreto suele ser según mi experiencia un maestro de ese campo y un tonto de la vida.
Y además, yo solo sé, que no sé nada.
Saludos.